jueves, 29 de octubre de 2020

La Contingencia y la Escuela.

 El COVID-19 y su Influencia.

 

Debido al cierre de escuelas, oficinas y negocios a raíz de la contingencia por el nuevo coronavirus (COVID-19), muchos padres de familia, docentes y alumnos se encuentran tratando de adaptarse a la nueva “rutina” y los retos que implica aprender en línea. Ante esta situación, es muy importante que los padres y maestros se mantengan en constante comunicación y encuentren la mejor manera de que sus hijos continúen aprendiendo desde casa.

Aunque parece que los padres han tomado el rol de educadores, los maestros deben seguir presentes y mantenerse conectados como sea posible; Todos estamos pasando por un cambio muy brutal que puede producir miedo y ansiedad. Una de las mejores maneras de contrarrestar ese sentimiento de inseguridad es con consistencia, por ejemplo, si antes una familia tenía una regla de cuánto tiempo los hijos podían pasar viendo la televisión, esa regla debería permanecer igual.

Aunque mantener una rutina y consistencia, es aconsejable, diversos factores como la posibilidad de tener acceso a la tecnología necesaria, padres de familia ocupados trabajando desde casa, familiares enfermos y otras circunstancias, intentar implementar un horario escolar tradicional de manera virtual puede ser imposible ya que en esta época no es lo mismo un horario virtual que uno tradicional. Además, el ritmo de aprendizaje a distancia es diferente, dado que la estructura de un día normal es muy diferente que cuando se está en casa y más cuando, ante la contingencia, todos los miembros de la familia tienen que convivir las 24 horas en casa.

En la escuela, los niños y adolescentes tienen un horario estructurado: la hora del recreo, el tiempo “perdido” que pasan caminando por los pasillos de la escuela de un aula a otra, hablando con sus compañeros y otras situaciones que no pasan en un programa escolar virtual.

Otro reto del que se habla poco en referencia a la educación en línea es que esta modalidad resalta la desigualdad socioeconómica que viven millones de familias.

Lamentablemente, muchos estudiantes no cuentan con la tecnología, el espacio ni el ambiente necesario para poder cumplir con sus expectativas académicas. Además de estas barreras, se encuentra el miedo y la angustia que genera el hecho de que muchos padres de familia se están quedando sin empleo o familiares se están enfermando o muriendo.

Ante todos estos cambios que estamos viviendo a nivel mundial, se vuelve aún más importante la constante comunicación y cercanía entre padres de familia, educadores y alumnos, para saber cuáles son los retos que están enfrentando y cómo superarlos juntos. Pero, sobre todo, es importante que tanto padres como docentes tomen en cuenta que no todo tiene que salir perfecto, que está bien tener días malos y equivocarse. Todos estamos aprendiendo en este proceso.

 Confederación Farmacéutica Argentina – El Ministerio de Salud actualizó la  definición de caso sospechoso de COVID-19

 

1 comentario:

Una rosa sin espinas.