jueves, 29 de octubre de 2020

"No quiero sentirme valiente cuando salga a la calle, quiero sentirme libre". ...

Feminicidio en Ciudad Juárez.

En Ciudad Juárez, el estado de Chihuahua en el norte de México, un problema con el fenómeno conocido como feminicidio, homicidios de mujeres y niñas con motivos de género.

El feminicidio es una consecuencia y la forma más extrema de la violencia de género. Es el conjunto de todos los actos de violencia misógina contra las mujeres y es una violación de sus derechos humanos. Lo que permite qué ocurra son las autoridades ineficientes y negligentes. Es un colapso de la ley, ya que el estado es incapaz en garantizar el respeto por las vidas de las mujeres.

Es decir que la violencia de género es una violencia misógina hacia la mujer por el sólo hecho de ser mujer. Está caracterizada por la desigualdad entre los géneros y puede situarse en todas las capas de una sociedad, en un ambiente doméstico o en lo público, y puede manifestarse en manera psicológica y/o fisiológica. La violencia puede expresarse en actos de violencia sexual, abuso y discriminación, entre otros.

El acto del feminicidio sigue las mismas estructuras que todos los actos de violencia y opresión. Cuando las personas que poseen el poder se sienten amenazadas o desafiadas por las personas que están consideradas como subordinadas, se presenta un sentimiento del derecho de usar cualquier fuerza necesaria para mantener el poder, hasta el derecho de matar.

El feminicidio y la violación es una forma de terrorismo que tiene la función de definir los límites de los géneros y el poder de los hombres.

Es importante dejar en claro que la violencia de género y el feminicidio no son limitados a Ciudad Juárez o México. En todo el mundo se puede ver, por ejemplo, la violación como una herramienta de terror, especialmente en relación con guerras y conflictos. Las violaciones de niñas y mujeres judías y soviéticas por los alemanes durante la segunda guerra mundial, las de las vietnamitas por los soldados americanos durante la guerra de Vietnam y las violaciones de las indígenas en Guatemala, han sido la violación y el abuso sexual considerados como derivados inevitables de guerras. Sin embargo, tampoco son estos tipos de acontecimientos delimitados a guerras o conflictos armados.

La violencia descrita trata de una violencia simbólica que funciona para mantener las relaciones establecidas. La impunidad acompaña la violencia simbólica, y que esta violencia viene de un poder que exige ser entendida como algo que acuerda con los intereses mencionados.


La construcción de dominación simbólica entre géneros como una representación de la realidad. La mujer viene a ser un objeto simbólico, una obrera femenina que ha perdido la identidad originaria de acuerdo a los papeles tradicionales de género y el papel de la mujer como subordinada al hombre, y no ha adquirido una nueva identidad reconocida socialmente.

Ciudad Juárez dentro de su contexto tiene las condiciones dadas para que ocurra esta violencia, ya que es un territorio inestable, determinado por lo económico y está ubicado en una conflictividad propia de una zona fronteriza.

El caso de Ciudad Juárez desde mi punto de vista de territorio y soberanía, describe los feminicidios como un resultado de la globalización del neoliberalismo después del Tratado de Libre Comercio de América del Norte que ha llegado a una acumulación centrada en ciertas familias de Ciudad Juárez.

También se habla de un “código de guerra”, donde los homicidios pueden ponerse a cubierto por ser incomprensibles para los que ven la situación desde afuera.

Los ciertos patrones de la violencia, que todo el mundo expresa son de qué; Primero hay una idea que son los narcotráfico que son los responsables de los crímenes, segundo es que son homicidios con motivos sexuales. Sin embargo, constata que la idea de que los feminicidios sean por motivos sexuales es una explicación insuficiente, dado que toda la violencia tiene una dimensión expresiva. Aunque la violencia de la ciudad tiene rasgos evidentemente misóginos, son las víctimas.

Es decir, que el feminicidio no trata de la víctima en sí, sino juegan el cuerpo y la vida de la víctima el papel de productos de desechos en un proceso de búsqueda de reconocimiento por otros hombres. La impunidad está descrita en tres características: hay una falta de perpetradores indicados y creíbles, una falta de investigaciones coherentes y, al final como consecuencia, un ciclo repetitivo de los crímenes.

 

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